El metaverso se perfila como la próxima gran evolución de Internet, un universo virtual inmersivo que está redefiniendo la forma en que interactuamos, trabajamos y vivimos. En el mediano plazo (3-7 años), se espera un crecimiento acelerado de este ecosistema, impulsado por avances tecnológicos en realidad extendida, la integración de inteligencia artificial (IA), la adopción de blockchain para la propiedad digital y cambios significativos en el mercado laboral. De hecho, estimaciones recientes proyectan que la economía del metaverso podría generar billones de dólares para 2030, con miles de millones de usuarios potenciales.
A continuación, analizamos detalladamente las tendencias actuales en el desarrollo del metaverso y cómo su fusión con la IA, la blockchain y el mundo del trabajo está transformando industrias y sociedad.
Tabla de Contenidos
Toggle1. Tendencias actuales y avances tecnológicos en el metaverso
El metaverso está entrando en una fase de fuerte desarrollo tecnológico. Las tecnologías de realidad virtual (VR) y aumentada (AR) continúan madurando, ofreciendo gráficos más realistas, mejores sensores y dispositivos más accesibles. Grandes empresas tecnológicas están invirtiendo en nuevos hardware XR (realidad extendida): por ejemplo, Samsung y Google anunciaron en 2025 una alianza para desarrollar gafas de realidad aumentada de próxima generación, combinando la experiencia de Samsung en hardware con el ecosistema de Google. Asimismo, se exploran innovaciones como holodecks al estilo de ciencia ficción: técnicas de renderizado avanzadas (e.g. Gaussian Splatting) y aplicaciones 3D están sentando las bases para entornos virtuales altamente inmersivos y detallados.
Estos avances pretenden lograr experiencias cada vez más realistas e interoperables, acercando el metaverso a la vida cotidiana.
Otra tendencia clave es el énfasis en la interoperabilidad y accesibilidad. La industria reconoce que ningún actor único creará el metaverso por sí solo; se requiere la integración de múltiples plataformas y estándares abiertos.
Eventos recientes (como CES 2025) muestran un impulso sin precedentes hacia la colaboración: compañías como Samsung, Google, NVIDIA y startups innovadoras están empujando los límites de lo posible.
Al mismo tiempo surgen desafíos, como la necesidad de estándares comunes que garanticen un desarrollo inclusivo y brechas en la adopción global de estas tecnologías.
El Foro Económico Mundial advirtió que la desigual adopción de la IA entre países podría ampliar brechas tecnológicas y económicas, lo cual incide en un metaverso verdaderamente inclusivo.
No obstante, con inversiones masivas (más de $120 mil millones invertidos en la primera mitad de 2022, el doble que todo 2021) y estimaciones de mercado muy optimistas, las bases tecnológicas del metaverso se están consolidando rápidamente. Se espera que hacia 2028 el mercado global del metaverso supere los $50 mil millones anuales, con aplicaciones que abarcan desde videojuegos y entretenimiento hasta educación, salud, diseño industrial y más.
En resumen, en el mediano plazo veremos un metaverso más maduro técnicamente: dispositivos VR/AR más avanzados (e incluso posibles lentes de AR de consumo), redes 5G/6G que permitirán conexiones ultra rápidas a mundos virtuales, gráficos y simulaciones hiperrealistas, y plataformas interconectadas. Todo ello augura un impacto transformador en múltiples industrias.
Por ejemplo, el sector retail ya experimenta con tiendas virtuales para atraer consumidores digitales, y cerca de un tercio de los minoristas planean abrir escaparates virtuales en 3-4 años.
En inmobiliaria, la compraventa de terrenos virtuales en plataformas de metaverso superó los $500 millones en 2021 y podría exceder los $5.000 millones en 2026, reflejando una nueva fiebre por el “real estate” digital. Son señales claras de que el metaverso está pasando de la teoría a la práctica, con avances tecnológicos tangibles y un creciente interés comercial.
2. Integración del metaverso con la inteligencia artificial (IA)
La inteligencia artificial se ha convertido en un pilar fundamental para hacer del metaverso un entorno verdaderamente inteligente, interactivo y vivo. La IA actúa como el “motor” que aporta adaptabilidad y realismo a los mundos virtuales. permitiendo experiencias dinámicas que se ajustan en tiempo real al comportamiento de los usuarios.
En los próximos años, la integración entre metaverso e IA será aún más profunda, abarcando diversas aplicaciones:
Gracias a algoritmos de IA, los avatares (las representaciones virtuales de los usuarios) y los personajes no jugables (NPCs) pueden volverse auténticamente interactivos. Mediante procesamiento de lenguaje natural (NLP), un avatar controlado por IA puede mantener conversaciones fluidas con usuarios, entendiendo lenguaje coloquial y contexto. Además, la denominada “IA emocional” permite que estos avatares detecten las emociones o el tono del usuario y ajusten sus respuestas en consecuencia, logrando interacciones más naturales y personalizadas.
Los NPCs, por su parte, dejan de ser entes preprogramados: ahora aprenden y se adaptan. Con técnicas de machine learning pueden modificar su comportamiento según las acciones del jugador, ofreciendo diálogos y reacciones únicas. Esto conduce a experiencias más envolventes – por ejemplo, un NPC comerciante en un juego del metaverso podría recordar las preferencias del usuario y modificar su oferta de productos en futuras visitas. En Decentraland (un mundo virtual descentralizado), ya se están integrando NPCs impulsados por IA para enriquecer la interacción de los visitante.
En definitiva, la IA dotará de vida propia a los habitantes digitales del metaverso, haciendo que conversar o colaborar con ellos sea cada vez más parecido a tratar con otra persona real
Otra contribución crucial de la IA es la creación de escenarios, objetos y experiencias de forma automática, lo que se conoce como generación procedimental o IA generativa. Los algoritmos inteligentes pueden construir paisajes enteros, ciudades virtuales o misiones de juego sobre la marcha, adaptados a cada usuario. Esto garantiza que el metaverso se mantenga siempre fresco y lleno de novedades, ofreciendo entornos prácticamente infinitos sin requerir que los desarrolladores diseñen manualmente hasta el último detalle.
Por ejemplo, sistemas de IA pueden analizar el estilo de juego de una persona y generar niveles o mundos a su medida, con la dificultad y estética adecuadas a sus gustos. Incluso es posible que los propios usuarios creen contenido mediante IA: ya existen herramientas de arte 3D con IA donde, con solo describir una idea en texto, el sistema produce modelos o entornos virtuales completos.
Según expertos de la industria, al integrar IA generativa con el metaverso, nuestras ideas más imaginativas pueden transformarse no solo en texto o imágenes, sino en contenido y experiencias tridimensionales dentro de mundos virtuales. En el mediano plazo, esto democratizará la creación en el metaverso – cualquier usuario creativo, aunque no sepa programar, podrá dar forma a su propio rincón virtual con la ayuda de asistentes inteligentes.
La IA también actúa como puente entre el mundo real y el virtual, facilitando que las personas se comuniquen y actúen dentro del metaverso de manera intuitiva. Un ejemplo es la traducción en tiempo real: gracias a modelos avanzados de NLP, usuarios de distintos idiomas podrían hablar entre sí mediante avatares y entenderse sin problemas, ya que el diálogo sería traducido instantáneamente. Asimismo, herramientas de voz a texto o reconocimiento de voz permitirán controlar acciones en entornos VR/AR mediante comandos hablados, haciendo la experiencia más inmersiva y accesible (especialmente útil para personas con discapacidad).
Estas funciones de accesibilidad y usabilidad, potenciadas por IA, ampliarán la audiencia del metaverso y propiciarán comunidades más inclusivas
En espacios virtuales masivos es clave mantener entornos seguros y agradables. La IA está siendo empleada para moderar contenido y conductas en tiempo real, detectando violaciones de normas, lenguaje inapropiado o incluso fraudes digitales de manera más eficiente que los humanos. Los algoritmos de visión artificial pueden identificar imágenes ofensivas o gestos inapropiados en entornos VR, mientras que los modelos de NLP filtran el chat escrito o hablado. Además, la IA ayuda a administrar economías virtuales complejas (prevenir inflaciones de moneda virtual, equilibrar mercados internos de juegos, etc.) de forma autónoma, y a optimizar el rendimiento técnico (por ejemplo, ajustando la calidad gráfica según la carga para evitar retrasos). En suma, es un agente automatizado trabajando tras bambalinas para que el metaverso funcione fluidamente y sea un espacio más seguro.
En síntesis, la IA está transformando el metaverso al dotarlo de inteligencia, creatividad y personalización. Esta simbiosis hará posibles experiencias que hoy parecen ciencia ficción: desde tener un asistente virtual personal dentro del mundo virtual, hasta visitar una ciudad generada al momento según nuestros sueños, o aprender habilidades acompañado de un tutor virtual que se adapta a nuestro progreso. Las organizaciones también ven con optimismo esta convergencia: empresas asociadas al WEF señalaron que la IA (especialmente la generativa) puede acelerar rápidamente el desarrollo del metaverso al facilitar la generación de contenido único de forma sencilla.
En los próximos 3-7 años, cabe esperar que prácticamente cada capa del metaverso – personajes, entornos, interfaces y reglas – tenga algún componente de inteligencia artificial, haciendo de este universo digital algo verdaderamente vivo y evolutivo.
3. Ramas de la IA clave para la evolución del metaverso
Diversas ramas y técnicas de la inteligencia artificial están convergiendo para impulsar las capacidades del metaverso. Entre las más relevantes para su evolución en el mediano plazo destacan:
Estas ramas de la IA no operan aisladamente, sino que se complementan. Un ejemplo integrador: un avatar inteligente en el metaverso usará visión artificial para captar la expresión de un usuario, NLP para interpretar sus palabras, aprendizaje automático para recordar sus preferencias, e IA generativa para quizás componer una respuesta visual o verbal creativa. Así, el conjunto de técnicas de IA confluyen para dar vida al metaverso. En el horizonte de 3 a 7 años, los avances en chips de IA y algoritmos harán posible ejecutar mucha de esta inteligencia en tiempo real y de forma distribuida (incluso en dispositivos locales como gafas AR), lo que significa menor latencia y experiencias más fluidas. En suma, la evolución del metaverso está estrechamente ligada a la evolución de la IA en todas sus ramas clave.
Es la columna vertebral de muchas funciones inteligentes en el metaverso. El machine learning (especialmente el aprendizaje profundo o deep learning) permite que las máquinas detecten patrones en datos masivos y aprendan de ellos, en lugar de seguir solo reglas fijas. En el metaverso, los algoritmos de ML analizan enormes cantidades de datos de usuarios (movimientos, preferencias, interacciones) para adaptar la experiencia a cada individuo. Por ejemplo, sistemas de recomendación en entornos virtuales pueden sugerir actividades, mundos o contenido personalizado aprendiendo de nuestros comportamientos previos.
El ML también habilita funciones como el reconocimiento de gestos o voz, traducción automática y la toma de decisiones en tiempo real por agentes virtuales. Una rama particular, el aprendizaje por refuerzo, se usa para entrenar agentes autónomos (como NPCs) a desenvolverse en entornos complejos mediante ensayo y error, lo cual resulta útil para crear personajes que evolucionan con la interacción. En resumen, los avances en algoritmos de aprendizaje automático son esenciales para dotar al metaverso de inteligencia adaptable.
Esta rama de la IA se enfoca en que las máquinas “vean” y entiendan imágenes y entornos, y es fundamental para conectar el mundo físico con el virtual. En el contexto del metaverso, la visión artificial permite reconocer el entorno del usuario en 3D, rastrear su posición, movimientos y expresiones, e integrar todo eso dentro del mundo digital.
Por ejemplo, las cámaras de unas gafas AR pueden mapear la habitación del usuario y detectar paredes, muebles y personas; con esa información, la plataforma de metaverso coloca hologramas u objetos virtuales encajándolos perfectamente en la escena real (conciencia espacial).
Del mismo modo, en VR la visión por computador sigue en tiempo real los gestos de nuestras manos y la postura corporal, de modo que nuestro avatar los replique con fidelidad. Incluso expresiones faciales sutiles pueden capturarse para traducirlas al rostro de nuestro avatar, añadiendo realismo a las interacciones sociales virtuales.
Además, la visión artificial permite la comprensión de escenas: algoritmos que identifican elementos del entorno (superficies, obstáculos, iluminación) para que los objetos virtuales reaccionen de forma coherente – p. ej., que una pelota virtual rebote donde hay una mesa real, o que la iluminación de un holograma cambie según la luz de la habitación.
También tiene aplicaciones en seguridad, como vigilar mediante cámaras virtuales el comportamiento de usuarios o contenido dentro del metaverso, detectando situaciones peligrosas o inapropiadas.
En definitiva, la visión artificial aporta los ojos del metaverso, haciendo posible una fusión consistente entre realidades y elevando el nivel de inmersión.
Es la rama de la IA enfocada en crear contenido nuevo (imágenes, sonidos, texto, vídeos e incluso datos sintéticos) a partir de patrones aprendidos.
En la evolución del metaverso, la IA generativa juega un papel revolucionario al permitir autogenerar activos digitales que pueblan los mundos virtuales.
Por ejemplo, redes generativas adversarias (GANs) pueden crear rostros y cuerpos humanos virtuales increíblemente realistas para poblaciones de personajes; también pueden inventar texturas, paisajes o edificios con estilo artístico coherente.
Ya vemos aplicaciones como DALL-E o Stable Diffusion generando arte conceptual para escenarios virtuales con solo una descripción textual.
A futuro, se espera poder generar modelos 3D completos por IA (a partir de bocetos o indicaciones) de forma rutinaria, lo que aceleraría enormemente el desarrollo de entornos metaversales. La IA generativa de texto, como los modelos de lenguaje tipo GPT, también es crucial: permite crear diálogos naturales para NPCs, guiones de misiones o narrativas enteras de forma autónoma. Incluso voces sintéticas cada vez más naturales (IA generativa de voz) darán voz a personajes virtuales sin necesidad de actores humanos.
Según directivos de la industria, esta tecnología ya se está volviendo parte importante de las actividades empresariales diarias y de nuestra vida, y combinada con las plataformas metaversas abre un campo de posibilidades totalmente nuevo para experiencias inmersivas. En los próximos 3-7 años, la IA generativa promete democratizar la creación de contenido 3D: desde un emprendedor que genera prototipos de productos en realidad virtual, hasta un jugador que “soña” su nivel ideal y deja que la IA lo construya.
Esto ampliará los límites de lo posible en el reino virtual, facilitando nuevas formas de arte, entretenimiento y comunicación.
Ya mencionado parcialmente, el NLP merece destacarse como rama clave porque es la que posibilita la comunicación verbal y escrita entre humanos y máquinas dentro del metaverso.
Los avances en comprensión de lenguaje han hecho posible asistentes virtuales muy competentes. En contextos metaversales, el NLP permite que un usuario hable con personajes virtuales como si conversara con un humano, y que estos entiendan matices, intenciones y respondan de forma coherente.
También es la base de chatbots inteligentes que pueden integrarse en centros de atención virtual, guías turísticas automáticas en museos virtuales, o personajes pedagógicos en experiencias educativas.
Otra faceta importante es la traducción automática multilingüe, que facilitará interacciones globales en espacios virtuales sin la barrera del idioma. Y no solo eso: el NLP unido a la voz (reconocimiento y síntesis) hará que muchos interfaces en el metaverso sean controlados por conversación.
Por ejemplo, en aplicaciones industriales de RA se podrá modificar un modelo 3D complejo simplemente dando instrucciones por voz, gracias a la comprensión del lenguaje natural combinada con la IA generativa que actualiza el modelo.
En resumen, el NLP aporta el entendimiento y generación del lenguaje humano, indispensable para hacer la experiencia metaversal más humana, accesible y útil.
4. Blockchain y su papel en el metaverso
La tecnología blockchain (cadena de bloques) se erige como otro pilar imprescindible del metaverso, aportando las bases para la descentralización, la propiedad digital segura y la creación de economías virtuales robustas.
A medida que el metaverso evoluciona, la blockchain está desempeñando varios roles importantes:
Uno de los principios de un metaverso “pleno” es que no esté controlado por una sola entidad, sino que sea una red de múltiples mundos y plataformas interoperables. Aquí la blockchain resulta vital, ya que es una infraestructura distribuida que elimina la necesidad de autoridades centralizadas.
De hecho, muchas visiones del metaverso lo definen como una red basada en blockchain que conecta numerosos espacios virtuales, permitiendo a los participantes experiencias digitales sin precedentes.
Al estar la blockchain en la base, estos sistemas virtuales no dependen de un dispositivo específico ni de un control centralizado.
En términos prácticos, esto significa que tu identidad y bienes digitales pueden viajar contigo a través de distintos entornos virtuales, independientemente de la plataforma o empresa que los haya creado, siempre respaldados por un registro público inmutable. La blockchain, mediante protocolos estándar (como Ethereum, Solana u otras redes), facilita esa interconexión abierta: por ejemplo, un mismo avatar NFT podría ser reconocido en juegos de diferentes compañías, o un token ganado en una plataforma usarse como moneda en otra, si ambas aceptan el estándar. Esta capa de neutralidad tecnológica incrementa la interoperabilidad, un factor crítico para que en los próximos años el metaverso no se fracture en mil jardines amurallados, sino que se construya un ecosistema unificado de experiencias.
La blockchain introdujo la idea de los tokens no fungibles (NFTs), que representan de manera única la propiedad de un bien digital.
En el metaverso, los NFTs se han convertido en la herramienta principal para certificar la propiedad y autenticidad de activos virtuales: terrenos, edificios, avatares, vestimentas, coleccionables, arte digital y cualquier otro objeto dentro de un mundo virtual.
Gracias a la blockchain, cuando compras (o ganas, o creas) un ítem en el metaverso, recibes un NFT que actúa como escritura de propiedad – infalsificable y verificable públicamente. Esto ha desatado una economía de bienes digitales sin precedentes. Ya existen parcelas de “realidad virtual” que se han vendido por sumas millonarias en plataformas descentralizadas como Decentraland o The Sandbox, y en 2021 las ventas de bienes raíces virtuales superaron los 500 millones de dólares. Se espera que este mercado continúe creciendo exponencialmente, alcanzando varios miles de millones anuales a mediados de la década.
Los NFTs también permiten que creadores y artistas moneticen su trabajo dentro del metaverso: un diseñador puede vender moda digital exclusiva para avatares, un arquitecto virtual puede comercializar diseños de entornos, o un músico ofrecer canciones en formato NFT para usarlas en salas virtuales – todo con garantía de escasez y propiedad para el comprador.
Además, mediante smart contracts (contratos inteligentes) en blockchain, se pueden establecer regalías automáticas: cada vez que un NFT cambia de manos en reventa, una parte del pago va al creador original, creando modelos de negocio más justos para artistas. En síntesis, la blockchain otorga confianza y valor real a los bienes digitales del metaverso, sentando las bases de una economía funcional donde los usuarios realmente poseen sus activos.
Junto con la propiedad, la blockchain aporta las monedas digitales (criptomonedas) que lubrican la economía del metaverso.
Muchos mundos virtuales tienen ya sus propios tokens fungibles basados en blockchain que sirven como moneda interna.
Por ejemplo, Decentraland opera con el token MANA, Sandbox con SAND, Axie Infinity con AXS, etc. Estas monedas permiten comprar/vender bienes virtuales, pagar por servicios en el metaverso (entrada a eventos, clases virtuales, juegos) e incluso remunerar trabajos realizados dentro del mundo virtual.
La ventaja de usar blockchain es que se garantiza la seguridad de las transacciones y la posibilidad de intercambiar esos tokens por otras criptomonedas o dinero fiat en mercados externos, dándole un valor tangible. Grandes jugadores de la industria cripto proporcionan ya infraestructura al metaverso: Binance, por ejemplo, ofrece un mercado NFT donde confluyen compradores y vendedores de activos digitales del metaverso, además de brindar liquidez para el trading de tokens del metaverso en sus plataformas. Esto significa que si ganas tokens o NFTs jugando o creando en el metaverso, puedes convertirlos fuera en dinero real, cerrando el ciclo económico.
En los próximos años veremos también mayor adopción de contratos inteligentes para regular actividades económicas dentro del metaverso: alquileres de espacios virtuales, préstamos de objetos NFT (p.ej. rentar un traje especial para una fiesta virtual), trabajo remunerado en criptomoneda, etc., todo autoejecutado por código en la blockchain sin intermediarios. Esta infraestructura económica descentralizada promete hacer del metaverso un espacio autosostenible, donde los usuarios no solo consuman contenido sino también generen ingresos e inviertan, creando un verdadero mercado virtual global.
La blockchain también ofrece soluciones para la identidad digital soberana, permitiendo que un usuario tenga credenciales únicas, seguras y portables en el metaverso, sin depender de inicios de sesión centralizados de cada plataforma.
A través de identidades descentralizadas (DID) vinculadas a una wallet blockchain, se podría controlar qué datos personales compartir al moverse entre mundos virtuales, manteniendo privacidad y autonomía.
Por otro lado, los proyectos de metaverso descentralizados están introduciendo modelos de gobierno comunitario mediante DAOs (Organizaciones Autónomas Descentralizadas). Los poseedores de tokens o NFTs de una plataforma podrían votar sobre políticas, actualizaciones y normas del mundo virtual, democratizando en parte la toma de decisiones. Esto es importante para que las comunidades de usuarios tengan voz en la evolución de esos universos digitales.
En el mediano plazo, podríamos ver “ciudades virtuales” donde las reglas las deciden sus ciudadanos digitales vía blockchain, en contraste con las plataformas tradicionales donde una empresa dicta los términos.
En síntesis, la blockchain aporta confianza, transparencia y autonomía económica al metaverso.
Si la IA le da inteligencia y la VR/AR la inmersión visual, la blockchain le da estructura social y propiedad. Hacia 3-7 años, es previsible que las grandes propuestas de metaverso integren algún componente blockchain, ya sea para manejar su economía interna o para interoperar con otras. Incluso empresas tradicionalmente centralizadas están explorando estas vías: por ejemplo, la visión de Meta (Facebook) contempla eventualmente soportar NFTs en sus plataformas sociales.
Mientras tanto, proyectos nativos de Web3 siguen ganando tracción: mundos como Decentraland, The Sandbox o CryptoVoxels, basados completamente en blockchain, continúan atrayendo usuarios, inversores y marcas. Esta dualidad entre metaversos corporativos y metaversos descentralizados marcará el panorama, pero es probable que ambos converjan usando estándares de blockchain comunes.
Al final, la cadena de bloques asegura que, dentro de estos nuevos mundos, lo digital pueda ser tan “real” y poseíble como lo físico, cambiando para siempre nuestra relación con los bienes y la comunidad en línea.
5. El futuro del mercado laboral en el metaverso
La emergencia del metaverso, junto con IA y otras tecnologías, no solo transformará el ocio y la socialización, sino también el mundo laboral. Nos encaminamos hacia un futuro en el que trabajar en –y para– el metaverso será parte habitual de la economía. Este cambio impactará tanto en nuevas profesiones que antes no existían, como en la evolución de empleos tradicionales dentro de entornos virtuales.
Nuevas oportunidades de trabajo: Al igual que Internet dio origen a profesiones digitales hace dos décadas, el metaverso está generando ya una demanda de talento especializado.
Un estudio sobre profesiones digitales recientes identificó hasta 40 nuevos puestos creados por las nuevas tecnologías, incluyendo específicamente especialistas en metaverso, blockchain e inteligencia artificial entre los perfiles emergentes más destacados.
Estos especialistas en metaverso son profesionales dedicados a conceptualizar, diseñar y gestionar experiencias en entornos virtuales inmersivos. Junto a ellos, surgen roles variados: desde arquitectos de mundos virtuales y diseñadores de UX en realidad aumentada, hasta desarrolladores de ecosistemas (expertos en construir la infraestructura técnica del metaverso). Instituciones educativas y empresas anticipan esta tendencia; por ejemplo, Facebook (Meta) anunció en 2021 la creación de 10.000 puestos de trabajo altamente cualificados en la Unión Europea para ayudar a desarrollar su visión del metaverso. No es la única compañía: se calcula que más de 160 empresas están ya en la carrera por construir el metaverso, alimentando la necesidad de profesionales capacitados.
Entre las profesiones concretas que se proyecta serán muy solicitadas en los próximos años dentro del metaverso, se encuentran:
- Desarrollador de ecosistemas virtuales: encargado de integrar plataformas, asegurar la interoperabilidad y optimizar la infraestructura del metaverso.
- Ingenieros de hardware VR/AR: para crear los dispositivos y sensores que usarán los usuarios (gafas, guantes hápticos, etc.).
- Ingenieros de software XR: programadores especializados en motores 3D, físicas, redes y lógica específica de experiencias inmersivas.
- Investigador científico en XR/IA: roles en I+D para superar límites técnicos (mejorar realismo, latencia, IA del metaverso, neurotecnología, etc.).
- Diseñadores de videojuegos 3D y narrativos (storytellers): crearán contenido, juegos y experiencias interactivas dentro del metaverso.
- Metaverse Planner o estratega de metaverso: profesionales que asesoran a empresas sobre cómo participar en el metaverso, qué modelo de negocio seguir, alianzas, etc.
- Product managers especializados en productos metaversales, para coordinar el lanzamiento de nuevas plataformas o servicios virtuales.
- Especialistas en marketing digital del metaverso: enfocando campañas y presencia de marca dentro de mundos virtuales.
- Expertos en ciberseguridad del metaverso: vitales para proteger transacciones, identidades y datos en estos nuevos entornos
- Diseñadores de moda digital (digital fashion): crearán prendas y accesorios virtuales para avatares, un mercado que está explotando con las grandes marcas vendiendo NFT de sus productos
- Médicos o psicólogos avatariales (“metahuman doctors”): que explorarán aplicaciones de salud mental y física a través de la realidad virtual, brindando terapia o consultas en entornos simulados.
- Guías turísticos virtuales: que conducirán a usuarios por recreaciones históricas, museos virtuales o mundos fantásticos en tours inmersivos
La lista es extensa y en constante evolución. Muchos de estos perfiles combinan habilidades multidisciplinarias (por ejemplo, un arquitecto virtual necesita saber de diseño 3D pero también de programación básica y economía de tokens si construye en un metaverso blockchain).
Esta hibridación de competencias será un rasgo del mercado laboral futuro.
Adaptación de empleos existente
No solo veremos trabajos nuevos; los empleos tradicionales también se transformarán al trasladarse parcial o totalmente al metaverso. Las empresas ya están imaginando oficinas virtuales permanentes donde sus empleados remotos puedan reunirse con avatares, colaborar en pizarras 3D y socializar en entornos simulados que fomentan la creatividad.
En los próximos años, reuniones en realidad virtual se volverán habituales, ofreciendo una sensación de presencia mucho mayor que las videollamadas convencionales. Grandes corporaciones como Microsoft están invirtiendo en plataformas de trabajo colaborativo en VR (p.ej. Microsoft Mesh) para habilitar estos espacios virtuales compartidos. Según sus planes, las empresas tendrán salas de juntas virtuales, centros de formación e incluso eventos corporativos en el metaverso, con empleados de cualquier país interactuando casi como si estuvieran físicamente juntos.
La capacitación laboral también dará un giro
La realidad virtual permite entrenar habilidades en simulaciones sin riesgo. Ya hoy se usa VR para formar a operarios industriales o cirujanos, y se ha observado que con estas herramientas se pueden reducir accidentes en el trabajo, pues el personal puede practicar tantas veces como necesite en un entorno virtual seguro. En los próximos años muchas profesiones (electricistas, pilotos, personal militar, médicos) tendrán parte de su entrenamiento rutinario en metaversos especializados, mejorando la retención de conocimientos y la seguridad. La inducción de nuevos empleados podrá incluir recorridos virtuales por las instalaciones de la empresa o encuentros inmersivos con los fundadores en lugar de leer manuales.
Evaluación de operaciones
Igualmente, la evaluación de operaciones y supervisión a distancia se facilitará: un gerente podría teletransportarse virtualmente a una fábrica digital gemela para revisar procesos junto a robots inteligentes.
Desde el punto de vista de la dinámica laboral, el metaverso puede acentuar la tendencia hacia el trabajo remoto globalizado. Si uno puede “estar” presente en una oficina virtual desde cualquier lugar, las empresas podrán contratar talento en cualquier país sin pedirle mudanza. Esto abre oportunidades a profesionales de regiones emergentes para colaborar en igualdad de condiciones en empresas internacionales, aunque también aumenta la competencia a nivel global por cada puesto.
Por otro lado, surgirán economías paralelas dentro del metaverso: modelos play-to-earn (jugar para ganar), create-to-earn (crear para ganar) o learn-to-earn (aprender para ganar recompensas) que complementarán los ingresos tradicionales. Ya hubo casos como jugadores en Axie Infinity que obtenían ingresos significativos vendiendo criaturas del juego; es posible que en 3-7 años haya miles de personas cuyos “empleos” consistan en actividades enteramente virtuales (diseñar mods, organizar eventos virtuales, ser influencers virtuales con avatar, etc.).
Sin embargo, estos cambios también traen retos sociales y formativos. Existe una brecha de habilidades: la demanda de talento digital creció 40% el último año, pero solo 11% de los candidatos tienen las habilidades necesarias.
Será crucial invertir en educación y re-skilling para que la fuerza laboral pueda aprovechar las nuevas oportunidades en vez de quedar desplazada. Iniciativas de empresas como Wipro (que destinó $1.000 millones a capacitar a sus 250.000 empleados en IA generativa y tecnologías emergentes) apuntan en esa dirección. Los profesionales tendrán que volverse aprendices de por vida, incorporando conceptos como IA, diseño 3D o blockchain a su caja de herramientas.
Por otro lado, se plantean cuestiones de salud laboral: trabajar en entornos virtuales puede traer fatiga visual, aislamiento diferente al teletrabajo tradicional, o necesidad de desconexión digital en mundos que pueden ser 24/7. Las empresas y reguladores deberán establecer buenas prácticas para el trabajo en el metaverso, asegurando que se cumplan derechos laborales (¿cómo controlar horas extra en un mundo virtual?) y bienestar de los empleados.
En conclusión, el mercado laboral del futuro metaversal será rico en oportunidades para quienes se adapten, dando lugar a nuevas carreras y modalidades de trabajo antes inimaginables. Se espera una explosión de empleos especializados vinculados al metaverso, a la vez que muchas ocupaciones actuales encontrarán en los entornos virtuales una forma de mejorar su eficacia (mejor colaboración, capacitación, alcance global). En el mediano plazo, probablemente veremos los primeros “metaprofesionales” exitosos y un ecosistema educativo y empresarial volcándose a preparar talento para este nuevo capítulo de la economía digital.